Contenido
N° 5. EL MECANORRECEPTOR: La Piel
Estructura
de la Piel:
La piel es el sentido del tacto, es decir, un receptor mecánico. La
función de la piel es la de proteger al cuerpo, el tacto nos permite tener
noción sobre el tamaño, consistencia, forma, caracteres de la superficie, etc.
de un objeto.
Capas de
la Piel
a) La Epidermis:
Es la capa externa de la piel; en la superior se encuentra en contacto
directo con el medio exterior o externo, está formada por células muertas que
constantemente se desprenden y son sustituidas continuamente por las células
proveniente de la parte interior de la epidermis, donde se encuentran los
pigmentos que le dan a la piel su coloración particular.
b) La Dermis:
Es la capa más interna de la piel, su grosor es mucho mayor que el de la
epidermis. Es muy rica en vasos sanguíneos y presenta numerosas terminaciones
nerviosas. También presenta glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas y
músculos elevadores de los pelos. En
su parte más profunda presenta abundantes células adiposas.
Los Corpúsculos
Táctiles: Son unos abultamientos nerviosos que permiten
percibir las sensaciones.
a)
Corpúsculo de Meissner: permite sentir
texturas y formas.
b)
Disco de Merkel: permite sentir
texturas y formas, el contacto ligero.
c)
Corpúsculo de
Paccini:
permite captar las sensaciones de peso y presión de los objetos del ambiente.
d)
Corpúsculo de Krause: permite sentir
variaciones de temperaturas inferiores a la temperatura corporal. (Frío)
e)
Corpúsculo de Ruffini: permite sentir
variaciones de temperaturas superiores a la temperatura corporal. (calor)
Terminaciones
Nerviosas Libres: Son filamentos nerviosos que se ramifican sin
llegar a formar ningún tipo de corpúsculo, sirven para apreciar las sensaciones
de dolor. Son muy importantes porque permiten detectar si ocurren lesiones en
el cuerpo y así actuar oportunamente.
Fisiología
del Tacto
La función del tacto comienza cuando el “estímulo”
que son las diferentes informaciones del ambiente (frio, calor, texturas,
formas, pesos, presión, entre otros) excita
a los “receptores” de la piel (corpúsculos y terminaciones nerviosas libres) y
se produce el “impulso nervioso” que lleva la información por los nervios
táctiles, y la conduce a la médula, luego al tálamo y a la corteza cerebral
para transformarse en sensaciones táctiles.
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